Los Medidores de flujo electromagnéticos son dispositivos de medición de flujo que aprovechan el principio de la inducción electromagnética de la Ley de Faraday. Su principal ventaja radica en su diseño sin partes móviles, lo que garantiza resistencia a las averías mecánicas y mediciones estables con una respuesta rápida. Son versátiles y se adaptan fácilmente a diferentes diámetros de tuberías. Ideales para medir líquidos con sólidos, lodos y compuestos acuosos.
Un medidor de flujo electromagnético es un dispositivo que utiliza principios electromagnéticos para medir el flujo de un líquido conductor, como agua o productos químicos.
Sus principales funciones son medir el flujo volumétrico del líquido y convertir esa medición en una señal eléctrica que puede ser interpretada por un sistema de control o visualizada en una pantalla.
Se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones industriales, incluyendo sistemas de distribución de agua, plantas de tratamiento de aguas residuales, procesos industriales químicos y petroquímicos, así como en la industria alimentaria y farmacéutica.
Sus ventajas incluyen su capacidad para medir con precisión el flujo de líquidos conductores sin necesidad de partes móviles en contacto con el fluido, lo que reduce el desgaste y la posibilidad de obstrucciones. También son resistentes a la corrosión y pueden manejar líquidos abrasivos.
Sin embargo, algunas desventajas incluyen su costo inicial más alto en comparación con otros tipos de medidores de flujo, así como su sensibilidad a los campos magnéticos externos que pueden interferir con la precisión de la medición. Además, no son adecuados para medir líquidos no conductores, como aceites no conductores.
